





¿Sonares en submarinos? ¿Espionaje de señales? Max Alper indaga sobre los orígenes militares – tanto en financiamiento como en diseño- de tecnologías musicales esenciales en la creación musical actual.
Título original: Sonic psyops: A brief history of military involvement in audio R&D por Max Alper para Hii Mag
Traducido por Mariano Balestena
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Corría el año 1945, y con los Aliados haciendo lo posible por ocupar los territorios nazis que quedaban y recoger la mayor cantidad de inteligencia posible, la Segunda Guerra Mundial estaba llegando a su fin. Desde hacía dos años las fuerzas aliadas ya estaban al tanto de un nuevo método de grabación desarrollado por los alemanes, que podía replicar señales de audio con calidad cristalina y detallada para propósitos musicales y propagandísticos. A Jack Mullin, un ingeniero del Signal Corps de los Estados Unidos que se encontraba cumpliendo funciones en París, le fue encomendada la tarea de aprender todo lo que pudiera sobre estas tecnologías sonoras. Mientras desempeñaba tareas en Frankfurt, Jack recibió una invitación de tropas británicas para escuchar el grabador de cinta del recientemente liberado estudio de Radio Frankfurt. La máquina de cinta, llamada Magnetophon, había sido desarrollada originalmente a principio de los años 30 por AEG y perfeccionada en los 40 bajo supervisión del régimen. El sonido descrito por Mullin era diferente a todo lo que había escuchado antes. “Me volví loco. No podía distinguir si era en vivo o una grabación. Simplemente no había piso de ruido”.
Oficialmente terminada la guerra, a Mullin le permitieron llevarse dos Magnetophons como souvenires de guerra, pudiendo así continuar el desarrollo de la grabación de cinta durante los dos años siguientes. Sus investigaciones consiguieron que fuera contratado como ingeniero de audio en jefe por Bing Crosby, quien pasaría a convertirse en el primer artista en editar música comercialmente en el formato de cinta, configurando un nuevo estándar de industria para los siguientes lanzamientos musicales. De alguna manera y en el transcurso de una década, una herramienta de propaganda Nazi había logrado redefinir la cultura de la música popular del siglo XX.
La popularización de la grabación en cinta magnética es sólo uno de los muchos ejemplos de tecnologías de audio de importancia desarrolladas con apoyo militar y popularizadas por la industria musical.
Al procurar expandir la definición del procesamiento de audio más allá de lo musical, comenzamos a darnos cuenta de lo cruciales que son las comunicaciones de audio en operaciones militares globales, tanto así que la industria militar es frecuentemente la razón por la que un dispositivo en particular se vuelve un producto comercial. La posibilidad de duplicar y amplificar sonido de manera transparente a lo largo de una región geográfica, analizar formas de onda sintéticas y mantener una señal pareja sin interferencia ni distorsión son técnicas habituales de producción musical que en algún momento fueron factores decisivos para operaciones tácticas.
El osciloscopio tiene una importancia crucial para científicos y artistas por igual, permitiéndoles ver señales de frecuencias como formas de onda en un eje X/Y. Con el tiempo se volvió esencial para sintetistas académicos y comerciales que buscan elaborar nuevos timbres electrónicos y diseños de sonido basándose tanto en atributos sonoros como visuales. Uno de los primeros desarrollos que permitieron la existencia del osciloscopio fue el proyecto Colossus, la primera computadora digital del mundo. La Colossus fue diseñada en los 40 en Inglaterra con un solo propósito: Descifrar los mensajes encriptados y radioteletipos que Hitler enviaba a sus asesores. Estas encriptaciones llegaban como conjuntos de frecuencias de ondas sawthooths (diente de sierra). A través del algoritmo de Colossus, a esas formas de onda se les asignaban representaciones visuales, que luego se convertían en mensajes verbales. La posibilidad de convertir frecuencias a datos –sean de audio, visuales o texto-, hoy dada por sentado por artistas digitales, nació de los criptoanalistas que intentaban espiar a Hitler.
Que un amplificador sea capaz de mantener un nivel de audio consistente es una prestación básica para cualquier modelo comercial -tanto analógico como digital-, no obstante, los sensores ópticos, originalmente inventados para lograr esta nivelación de la señal, fueron diseñados durante la guerra fría por el CalTech Jet Propulsión Laboratory (JPL) a principio de los 50. Jim Lawrence, operador de radio de la segunda guerra devenido en ingeniero electrónico, creó sensores ópticos para el Titan Missile Project (Proyecto misil titán) de JPL para detectar de manera uniforme señales de entrada. Posteriormente, Lawrence aplicaría estas mismas técnicas en amplificadores caseros utilizados para su principal hobby: la transmisión de radio. Para ese momento, la necesidad de operar manualmente las etapas de ganancia de los amplificadores disponibles comercialmente era una frustración para los ingenieros de radio como Lawrence. Al implementar los sensores ópticos que había inventado en JPL, Lawrence sentó las bases de lo que para 1958 sería un dispositivo estándar en los racks de los estudios de grabación: el amplificador nivelador Teletronix LA-2A. De sensor de detección de misiles a un equipo esencial para el estudio de Rock and roll en menos de diez años. ¿A quién se le hubiera ocurrido?

Skip Juried en sesión con cuatro amplificadores niveladores Teletronix LA-2A, en el estudio Sound Exchange, Nueva York. Foto cortesía de Chris Juried (via History of Recording)
Estos son algunos de los muchos ejemplos de la intersección entre las técnicas de grabación y las operaciones tácticas militares. Si vamos a continuar utilizando los derivados de estas herramientas creativas esenciales –sean compresores digitales, algoritmos de visualización, módulos Eurorack o reediciones vintage de equipos caseros-, es crucial entender, como artistas y consumidores, la carga de historia geopolítica detrás de estos dispositivos. La próxima vez que estés scrolleando para buscar un equipo vintage considera cuál pudo haber sido su propósito inicial. Podría sorprenderte.